10/10/2007

IKU

Ikú es en sí la muerte misma, la que por mandato de Olofin viene a buscar a aquellos que se les ha acabado el tiempo en la tierra, para que luego Olodumare decida el destino de ellos, si irán al Ará Orún, o deberán volver al Aiyé para terminar su misión. Ikú dejó de ser Orisha por su arrogancia y pasó a comandar a los Ajogún ó guerreros del mal (aro, ofo, esse, egba, fitiwó, akobá, etc). Viste de negro, ceniza oscuro o marrón oscuro. Perdió su duelo con Orunla, por eso debe respetar a sus hijos y llevarlos solo cuando Olofin lo marque. No posee culto particular, sino a través de Eggun u Oro. No se le inmola ni se le realizan otro tipo de ofrendas... Al comienzo del mundo no se conocía la Muerte. Un día los jóvenes se quejaron a Olofin de que había tanta gente que no alcanzaban los alimentos para todos. Olofin llamó a Oyá y le pidió que llevara a Ikú a la Tierra, pero ésta no estuvo de acuerdo, pues no cría justo que los hombres la odiaran y le pidió que la relevara de semejante misión. Entonces Olofin entendiendo que tanto los jóvenes como la Orisha tenían razón, le dijo: –Bueno, eso podemos arreglarlo, primero enviaré a Babalú Ayé para que lleve a Arun(enfermedad) a la Tierra y cuando los hombres se enfermen, tú les llevarás a Ikú. Ikú y Oggún. Cuando Olofin confió su gobierno a Ikú y Oggún, no se conocían las enfermedades ni los sufrimientos. Un día en que los jóvenes organizaron una fiesta, uno de ellos compró otí y le brindó a Oggún que bebió hasta emborracharse. El dueño de la forja y los metales se acostó a dormir. Al rato, llegó Ikú que debía consultarle unos problemas urgentes y quiso despertarlo. Oggún furioso le cortó una mano a su compañero con el machete. La sangre corrió por todas partes. Todo aquel que la pisó se enfermó gravemente. Fue así que se conoció la enfermedad en la Tierra.

Los Eggunes

En las naciones pertenecientes al antiguo Imperio Yorùbá, tenían sociedades que centraban sus prácticas en el culto de Eggun (muerto), de fundamental importancia para las religiones procedentes de dicha cultura, pues como dicen en el sistema religioso Osha -Ifá, "Ikú Lobbi Osha" (de la muerte nace el Orisha), que suelen traducir como "el muerto parió al santo". Para el Yorùbá, el concepto de la muerte es bastante más amplio que el de otras religiones, para nosotros el ser humano esta formado fundamentalmente por tres elementos: Emí (espíritu), Orí (alma) y Ará (cuerpo). El Emí y el Orí conviven dentro del Ará separados, Orí es aquel que tiene el aprendizaje y la sabiduría de otras encarnaciones, que se mantiene cerrado a la conciencia de la persona hasta sus muerte, durante la iniciación religiosa a la persona se le realiza un corte que representa abrir un poco la Orí de la persona a otros conocimientos, el que siempre se haya dentro del Ará, en la región cercana a la hipófisis. El Emí es aquel que nos permite el diálogo interno, el que almacena recuerdos de esta encarnación y el que da un paso al costado en nuestra conciencia cuando incorporamos o montamos el Orisha, saliendo del Ará. Cuando morimos, Emí y Orí se hacen uno y dejan el Ará que se transformará en Okú o cuerpo muerto y ambos siendo una sola energía esperarán el destino que les depara, si volver al Aiyé, o sea la Atùnwá (reencarnación ), si se convierten en Eggun (muerto) o si en Aragbá Orún (en camino al Orún), para posteriormente llegar al estado de Arà Orún (habitante del Orún). Las sociedades de culto a Eggun femenino, llamados Iyamí Agbá (mi gran madre), en su mayoría realizan un culto al Eggun colectivo, no individualizado, en el caso de la Sociedad Geledé esta energía que engloba al Eggun femenino es Iyamí Oxorongá, llamada también Iyá Nlá (madre que esta más allá). La Sociedad Geledé está compuesta exclusivamente por mujeres y solo ellas manipulan este inmenso poder de Iyamí Oxorongá. El temor que representa Iyamí en algunas regiones de Nigeria hace que los hombres de la región en sus fiestas, se vistan de mujeres, con mascaras femeninas y dancen en su honor para aplacar el enojo y establecer un equilibrio entre las fuerzas masculinas y femeninas. La sociedad de culto al Eggun masculino, no es individual, sino de forma generalizada, como en el caso de la Geledé es la Sociedad Secreta Oro, que se basa en el culto a una energía que representa el poder sobre los Egguns, a través de su capataz "Oro". En el caso de la sociedad Geledé, su culto prácticamente se halla extinto en África y en América nunca llegó a realizarse. El poder que le atribuyen a Iyami Oxorongá es tan grande que debe ser cuidadosamente controlado, a veces con la ayuda de la Sociedad Oro. Estas dos son las sociedades más importantes a Eggun, luego de estas se hallan las sociedades de Eggun individualizados, que son sociedades que se dedican a cultar a importantes personajes del ámbito religioso o familiar, estas son las "Sociedades Eggungún", donde se basa el culto a Eggun masculinos, que son los que se manifiestan (los femeninos no se manifiestan) y visten grandes trajes de telas de colores que les cubre desde la cabeza a los pies, este tipo de indumentaria en África recibe el nombre de Eku y en Bahía el nombre de Opá.

ORO (ORUN)

Oro u Orun es uno de los cultos más secretos en el país Yorùbá, está vinculado con Ikú (la muerte). Algunos afirman que el culto y sistema Oro fue tomado de los monos rojos, llamados Ejimere. Consiste en un fundamento cuya carga es secreta, preparado por los Babalawos dentro de una tinaja negra, sellada con cemento de la cual sobresalen 9 o 18 cauries según sea el fundamento, un caracol Cobo y en algunos casos la cabeza de dos muñecos (uno Obiní y uno Okuní) también cargados. Otro de los elementos que acompañan a Oro es un bastón (pagugú) adornado en algunos casos en la punta con la talla de una calavera, cuyos ojos son dos cauríes son la parte da la apertura natural hacia adentro, un machete, una teja (Ikokó Awadorono Kole Unoricha) y un Eshu de Oro montado en una piedra (otá) porosa o de arrecife. Un elemento fundamental de culto a Oro consta de un trozo de metal plano o de una madera plana en forma de pez con una larga cuerda que antiguamente se ataba a un poste. Cuando el viento soplaba se movía emitiendo un sonido agudo llamado Ejáoro (pez de Oro). Esa es la voz misma de Oro. Entre los Ijebú y los Egbá, Oro es mucho más sagrado e importante que el mismo Egungún. En los tiempos antiguos los miembros de la sociedad Oro eran también los ejecutores de los criminales. Cuando la gente era condenada a morir por la corte Ogboni, eran los miembros del culto Oro quienes tenían que llevar a cabo la sentencia. Cuando Oro salía de noche, los que eran miembros del culto debían permanecer dentro de la casa y de salir estaban corriendo riesgo de muerte. Otros de las energías de la misma clase son los Igbis (árboles), por eso el monte o los bosques son tan particulares para el culto a Egungún. En el caso de los Igbis, son personificados por seres humanos enmascarados que llevan una imagen en la cabeza.Entre los Òyó, la gente de Iseyin y Jabata son los principales adoradores de Oro. Cada año tienen 7 días para su adoración. Durante todo el día las mujeres se quedan encerradas en la casa, excepto unas pocas horas que se les permite procurarse algunas provisiones. El séptimo día ni siquiera esto se les permite y se mantienen rigurosamente encerradas. Para la que no lo cumpla significa una muerte segura y esta pena se ejecuta no importa cual sea el título, la riqueza o la posición que tenga la mujer que se aventure a mirar a Oro. El Culto a Oro, se mantiene vivo entre los Babalawos en Cuba, quienes son los encargados de Jurar a los hombres que deseen poseer el fundamento de Oro, aquellos que pretendan ser Orìatés, deberán según las verdaderas tradiciones pertenecer al culto Oro, lo cual les permitirá a la hora de dirigir un Ituto (ceremonia mortuoria) hacerlo con sapiencia. Los jurados ante el fundamento de Oro, luego de recibirlo y pasar por rigurosos rituales, se denominan Omo Oro y se les realiza un Itá con no menos de tres Babalawos por medio de Orunla y reciben el Odú que los caracteriza dentro de la Sociedad Oro.


Al reverenciar cada manifestación de la naturaleza, se establece una conexión con las entidades espirituales que habitan en ella, esto es una fuente de poder.