Desde el principio de este informe nos hemos referido a los orisha como base del culto de Batuque, sin explicar verdaderamente qué son. Citemos textualmente la definición de Pierre Verger, a la que adherimos en su totalidad, junto a otros trabajos sobre el tema (Paulo Tadéu B. Ferreira, Armando Ayala, etc.) "En África cada orisha estaba originariamente vinculado a una aldea o región. Se trataba de cultos locales que reflejaban la autonomía de muchos pueblos que vivían en economías cerradas, propias del estado tribal. Así dentro del territorio yorubá, se adoraba a lemanja en Egba, a Ogùn en Ondó y Ekiti, a Shangó en Oyo, a Oshum en Ijesa e Ijebu. Algunos cultos abarcaban toda una región con sus tribus, como los de Obatala y Oduduwa, rey histórico vinculado a la fundación de Ile Ifé y del cual todos los gobernantes yorubá se consideraban descendientes. En buena medida, la posición de los orisha dependía de la historia del grupo social en las que aparecían como protectores". "En casi todos los casos se trataba de hombres divinizados después de muertos a causa de algún desborde emocional. La religión yorubá está íntimamente vinculada a un concepto de familia que comprende el conjunto de vivos y muertos descendientes de un antepasado común. A estos ancestros se les consideraba poseedores de control sobre las fuerzas naturales y conocimiento preciso sobre las propiedades de las plantas, única forma de medicina existente. Esta suma de poder y conocimiento (àshé, pronúnciase ashé) los transformó en orisà (orisha), siendo divinizados. Según la creencia yorubá una enorme crisis emocional puede producir la metamorfosis, "quemando" el ser material del individuo mediante el fuego de la pasión, restando solamente el àshé o poder en forma de energía pura. Para establecer el culto era necesario que algunos de sus familiares cercanos supieran fijar el fundamento, es decir un contenedor del objeto -soporte del àshé, donde recibir ofrendas y sacrificios. De manera que el orisha "es una fuerza pura, inmaterial, imperceptible para los seres humanos, excepto cuando se posesiona de uno de ellos". Este candidato a la posesión, debidamente preparado, electo por el orisha, es uno de sus descendientes". En América este parentesco o descendencia sanguínea se transformó en espiritual, aunque de cualquier modo se reinvindica el concepto de hijo del orisha (omorisà, filho-de-santo) aunque el iniciado -sobre todo si de raza blanca- no pueda establecer su abolengo. Los orisha o divinidades del Batuque son aproximadamente doce, que de algún modo proveen unos veinte tipos o modalidades de comportamiento característico. En una primera articulación del modelo arquetípico en el que el Batuque se fundamenta, habría una serie de modalidades ordenada por elementos, colores, sustancias sagradas. Cada una de ellas, con excepción de unas pocas, se divide en edad (viejo, adulto, adolescente, niño) ensamblando de este modo cierto tipo de sincretismo intertribal ya conocido en África; divinidades semejantes con atributos idénticos se hacen familiares, o se ve en ellas distintos aspectos, "caminos", "pasajes", de una misma energía total. Decimos divinidades, no dioses, porque el adepto del Batuque cree en un Dios creador llamado eufemísticamente Olorùn (dueño del cielo) u Olodùmare (dueño de las cosas que existen) cuyo poder está por encima de los orisha, que a Él se someten. Podría decirse que es una especie de sumo arquitecto retirado de su obra, un Deus otiosus sin altares ni culto particular, que gobierna a través de las relaciones complementarias de los orisha. En torno a éstos se tejen historias de vida a menudo contradictorias entre los distintos "lados", transmitidas oralmente desde muy atrás en el tiempo, que van fijando en la memoria del grupo de culto el origen y la explicación de los ritos, los desplazamientos coreográficos -que son historias mimadas-, las simpatías y antipatías por determinadas frutas o animales, los caracteres sobresalientes de las personalidades divinas, tales como su austeridad o su sensualidad, etc. Es de resaltar que quien profesa cualquiera de las grandes vertientes religiosas afrobrasileñas en el Uruguay es absolutamente abierto en su concepción del mundo, las cosas y relaciones entre ellas, porque sus modelos de conducta -los orisha- son, en tanto que modelos de gran energía (sin polaridad bueno/malo preconcebida) actuantes de diversa manera según las circunstancias, hecho narrado por las diferentes leyendas. Amores, odios, trampas, intrigas, generosidad, celos, ira, egocentrismo, misericordia ilimitada, adulterio, homosexualidad absolutamente todo lo humano tiene un precedente in illo tempore, de modo que ¿cómo juzgar aun igual si el orisha talo la orisha cual hicieron esto o aquello en sus mitos? Y aún así, viéndoles profundamente humanos, son nuestro modelo y descargan de culpabilidad nuestros actos. Los mitos, que todo adepto del Batuque conoce e integra casi automáticamente, son los que hacen que cada cual viva su vida y llegue a sus objetivos tal y como le parece, sin desmerecer a nadie, sin asumir complejos de culpa ni frustraciones, haciendo irrelevante cualquier terapia extrareligiosa. Parafaseando el título de un trabajo publicado hace años por la psicóloga Aglimira Villalba (Negra de lemanja), el Batuque, como la Umbanda, es "terapia para el pueblo". Con su fe en los orisha el miembro de la comunidad del Batuque y sus hermanos religiosos hacen "terapia de grupo", logrando salir indemnes de ella, sin conflictos y reafirmando en el grupo social su verdadero yo. Bibliografía Libro: CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DEL BATUQUE - una religión natural: ni locos, ni raros Autor: Bàbálórisà Milton Acosta Òséfúnmi Montevideo, Uruguay, 1996
8/28/2006
IROKO
IROKO: En las religiones de los distintos pueblos del mundo, en todas las épocas, han abundado los cultos filolátricos. Los grupos etnoculturales del África, sobre todo de u zona occidental, no constituyen una excepción en ese sentido, todo lo contrario, los rituales de la natyralqza apuntada ocupan un lugar de singulares proyecciones en el horizonte litúrgico. El q rinde al dios Iroko acaso sea el q ha conquistado los ecos de mayor resonancia. Dentro de l órbira de los yorubas, de Nigeria, a ese dios tambien se lo denomina Roko, y en el ámbito de los ewe o gegés, del Dahomey, en la misma zona del África, recibe el nombre de Loko. Iroko es el dios de la agricultura, porq el es una especie de roble africano. Para rendir homenaje a Iroko en el África, se colocan jarros con agua en torno del tronco del árbol sagrado, o se lo rodea con un cerco de hojas. Y a su lado se yegue el templo en q se efectuan los rituales con q se lo homenajea. Ninguna tormenta uede derrumbarlo, jamás puede abatirlo el rayo, y el calor del sol no es capaz de secar sus feraces, dilatadas, profundas y vigorosas raices, aunque la sequía sea prolongada y no reciba una sola gota de agua. El Orixa Iroko es el segundo de los 41 hijos de Mawou, la Luna y Lissa, el Sol. Nadie puede tocar, es tabú hacerlo, porq es el árbol sagrado, y si alguien intentara el sacrilegio de cortarlo, la savia se trocaría en sangre... Iroko no es un dios malévolo, no es belicioso su caracter, pero se lo puede convencer de llevar la desgracia y aun la muerte a determinados individuos. La persona q quiera deshacerse de un enemigo debe visitar al árbol cuando las saetillas del reloj señalen las 24 hs, por completo desprovisto de ropas, efectuara varias vueltas en torno de tronco de Iroko, rozandolo con la mano. Mas con tono imperativo, sus palabras seran suaves, dulces, con semitonos y armonicos de apasionada súplica ; porq no se trata de "presionar" al árbol, es cuestion de "persuadirlo". Una vez q Iroko ha aceptado el cumplimiento del pedido, el peticionario se colocara cabeza abajo, así percibira la presencia de Espíritu, y se elevara de la tierra.... Ante el espíritu reiterara, entonces, el deseo q ha implorado al Árbol, acto seguido, dará de beber a Iroko una copa de aguardiente y lo soplará con humo del tabaco y para brindar agradecimiento dejara unas monedas cerca del tronco, antes de retirarse, pacticara 4 tajos en el tronco , otras tantas heridas recibirá en forma inmediata la persona aa quien se desea eliminar....
LA DANZA DE LOS ORISA
LAS DANZAS DE LOS ÒRÌSÀ Y SU SIGNIFICADO. Durante las fiestas ceremoniales que se hacen en homenaje a los distintos òrìsà, existe una variada coreografía que tiene como finalidad acercar al adepto a su òrìsà guardián y al conjunto de òrìsà, atrayendo sobre sí energías positivas y protección, lo cual se logra a través de los movimientos que se ejecutan al son de los tambores. Se respeta siempre la herencia del baile sin intentar cambiar las danzas que están dedicadas a cada òrìsà, las cuales poseen un significado especial, que está relacionado con el òrìsà. Al saber el significado de lo que está haciendo, el ejecutante de la danza logra mantener viva una tradición de siglos, sin perder la riqueza de la misma e incluso se puede decir que baila tal cual lo hacían los primeros esclavos que trajeron dichas danzas. Las danzas se hacen en círculo, donde participan todos los iniciados en el culto, girando en sentido ante-horario y al mismo tiempo haciendo la mímica correspondiente a los cantos sagrados y a determinado òrìsà. En el centro del círculo danzarán aquellos iniciados que sean “poseídos” por su òrìsà guardián en el correr de la ceremonia. Cuando se canta para Bàrà, por ejemplo, todos harán las mímicas correspondientes a dicho òrìsà y así sucesivamente. BÀRÀ – Se coloca una mano en apoyada en la espalda y la otra se agita en el aire, como si se estuviera empuñando un bastón. En tanto que con pequeños saltos se va hacia delante y atrás. El bastón imaginario que porta el bailarín, es el arma preferida de este òrìsà; en tanto los saltos hacia delante y hacia atrás significan los avatares del destino, el progreso y la decadencia. ÒGÚN – Tiene tres tipos de danzas principales. a) La del Herrero: El bailarín hace la mímica de estar golpeando el yunque con el martillo (golpea con su mano sobre la palma de la otra mano). b) La del Guerrero: Con la mano abierta simula una espada, la cual agita en el aire mientras agachado avanza adelantando un pie y arrastrando el otro. c) La del Granjero: Simula tener una herramienta de labranza en las manos con la cual remueve la tierra. ODE – Simula tener una arco y una flecha, mientras imita los movimientos de la caza. Òsanyìn – a) Movimientos de un lado a otro como quien se esconde entre los arbustos con los brazos hacia abajo se toma las ropas como quien evita rasgarse las mismas con alguna rama. b) Saltos en un solo pie mientras que agita los brazos cortando hojas de árboles imaginarios. Sàngó - a) Hace como quien toma piedras de una bolsa imaginaria y las lanza. Ambos puños cerrados y en movimientos alternados. Representan los meteoritos que arroja desde el cielo el dios del trueno. b) Hace como que tuviera en sus manos dos hachas de doble filo que agita en el aire con movimientos majestuosos. Sònpònnó - Hace la mímica de espantar moscas y los males con una especie de escobilla. El cuerpo de vez en cuando imita los temblores de los espasmos. Con el cuerpo encorvado hacia el frente cojea y tiembla como quien tiene fiebre. OBA – Tiene varias. a) Se coloca una mano tapando la oreja y en tanto que con la otra mano se toma el vestido. Simboliza el momento en que según la leyenda, Oba se corta la oreja por amor a Sàngó. b) Se golpea un puño cerrado sobre el otro, lo cual simboliza la molienda del grano en el mortero, un trabajo típico de las mujeres yorubas. c) Se hace un remolino con ambos puños cerrados, lo que simboliza la fuerza de las manos para pelear. Oba era conocida por su habilidad en la lucha. Oya – a) Danza dominadora de Egunes (espíritus) - Agita un irunke (especie de espantamoscas hecho con crines de caballo) con el cual espanta los malos espíritus. b) Danza del Viento - Usa un abanico y agita las polleras haciendo viento, por veces gira en remolino. c) Danza de la guerra – Usa una espada de cobre que agita en el aire. Todos estos gestos, cuando no se posee cada instrumento, se resumen en uno solo que los representa a todos: se agita la mano en alto. Òsun - Tiene dos principales. a) Agita los brazos como si estuviera echándose agua a la cara, que saca del río. Con movimientos lentos del cuerpo, pasa sus manos por éste como quien se lava. b) Hace movimientos como quien se está mirando en un espejo mientras se peina coquetamente. IBEJI – Se dan pasitos de atrás hacia delante imitando a los niños mientras que se colocan las manos al frente con las palmas hacia arriba como quien carga una bandeja repleta de golosinas. ÒRÌSÀ OKO – Se hace la mímica de quien está labrando la tierra, el cuerpo se inclina hacia delante como quien sujeta una azada. YEWA – No tiene danza específica. ÒSÙMÀRÈ - Se apunta alternadamente hacia el cielo y la tierra. Cuando se manifiesta este òrìsà en algún iniciado, suele caer al suelo y arrastrarse como una serpiente. YEMOJA – a) Se imitan los movimientos de las olas del mar, con pasos de hacia delante y hacia atrás, con el cuerpo curvado hacia el frente, las manos se agitan imitando las olas con las palmas hacia abajo. b) Se hacen movimientos con los brazos como quien está remando, alternando los mismos a ambos lados del cuerpo. NANA BURUKU - Se baila pesadamente como quien está cansado y se apoya en un bastón imaginario. Se coloca un puño cerrado sobre el otro. ÒRÌSÀ-NLÀ – Tiene dos bailes principales: a) Baile de Orisa-nlà Joven - como un jinete que blande una espada o sacude un rabo de caballo blanco. El rabo de caballo es símbolo de realeza en la cultura yoruba. b) Baile de Orisa-nla Padre - Se camina penosamente como un anciano dolorido y encorvado que se apoya en un bastón mientras tiembla. c) Baile de Orisa-nla Madre - Se camina con pasos lentos y acompasados, con el cuerpo curvado al frente mientras se toma del vestido. Babalórisà Osvaldo “Obalufón” Omoto-bàtálá