Cierto día, la profana Ogbori debió salir al mercado, el cual se llamaba Ejigbomekun y quedaba justo en el límite entre la Tierra y el Cielo, por ser el único mercado que existía.
Allí, los habitantes de ambos lugares coexistían e incluso negociaban entre sí, ejerciendo el comercio.
Ogbori, le pidió a la bruja Iyami que cuidara de sus hijos mientras estuviera ausente, lo que esta última hizo con gran cuidado y devoción.
Tiempo después, hubo que ir al mercado nuevamente, y entonces fué el turno de Iyamí Oshoronga. De igual manera, la bruja le pidió a su hermana que cuidara a su único hijo, mientras ella estuviera lejos de casa. Y así se marchó.
Pero no bien se hubo alejado Iyami Oshoronga, cuando a los diez hermanos se les ocurrió salir a cazar un pájaro grande para comer. Ogbori se opuso y les dijo a sus hijos que no tenían permiso para salir a cazar, pero que iría ella misma al bosque a cazar el pájaro.
Les pidió que no salieran de la casa y que cuidaran muy bien al único hijo de su hermana.
Al irse la madre, los diez muchachos urdieron un plan macabro, mataron al hijo de la bruja y asaron su carne.
Mientras su hijo esa asesinado, la bruja fué avisada por una fuerza sobrenatural que le obligó a regresar.
Al descubrir lo sucedido, Iyamí Oshoronga, terriblemente desconsolada, no sólo por la muerte de su hijo, sino por la irresposabilidad de su hermana y la maldad en el corazón de aquellos muchachos, decidió marcharse de aquella casa y se internó en el bosque donde vivía su hermano Iroko.
Al escuchar el relato, Iroko consoló a su hermana y le dijo que desde ese momento ellos cazarían uno a uno a los hijos de Ogbori y se alimentarían de ellos tal y como ellos lo hicieron con el niño...
Los atributos de Iyamí Oshoronga son: una vara larga y alta y mascaras con figuras animales, sobre todo de aves. Sus vestidos son largos y lleva envuelta su cabeza en un paño amplio.
Esta relacionada al árbol de Caoba (Swietenia Mahagoni), el cual en yoruba es llamado Iroko.