2/22/2010

El relato de los Yorubas

Los yoruba está asentados en el territorio que actualmente conocemos como Nigeria y en la república de Benin desde el siglo XI. La religión yoruba es, como la de muchos pueblos nativos africanos, politeísta; cuenta con 400 dioses o más. Tradicionalmente los yoruba se centran en torno al panteón de deidades llamadas «Orisha». Cuando nace un bebé, un adivino o «babalawo», es consultado para que indique a la familia y al niño qué «orisha» debe seguir el niño. De adultos, los yoruba adoran a varias de estas divinidades. Según cuenta la mitología yoruba, los primeros reyes de su pueblo fueron los descendientes del dios creador Oduduwa. Un objeto principal en la mitología yoruba es la corona del rey yoruba. La corona identifica su status y además da al rey el poder de conectar con el espíritu de la tierra para ayudar a su gente. Un velo de pedrería, una cara grande y un grupo de pájaros son los símbolos que normalmente aparecen en la corona de un rey yoruba. Hemos encontrado dos versiones distintas del relato yoruba del origen del mundo, que coinciden en cuanto a personajes, pero tienen algunos matices distintos. En la primera interpretación hallada, el gran dios Olorun, pidió a Orishala que bajase del cielo y crease la primera tierra en Ile-Ife. Orishala se retrasó y fue su hermano Oduduwa quien cumplió esta tarea. Afortunadamente, más tarde otros dieciséis orisha descendieron de los cielos para crear al ser humano y vivir con él en la Tierra. Entre ellos, Obatala, uno de los dioses más importantes para los yoruba; Obatala es el creador del cuerpo humano, en el cual su padre Olorun introdujo el alma. La tradición señala además que son los descendientes de cada una de esas divinidades (orisha) los que se encargaron de difundir la cultura y los principales elementos de la religión yoruba por el resto del territorio yoruba. En la segunda versión, Olorun, el dios del cielo, lanzó una gran cadena desde el cielo hacia las antiguas aguas. Por esa cadena descendió su hijo Oduduwa. Oduduwa en llevó consigo un puñado de tierra, una gallina especial con cinco dedos y una simiente. Entonces Oduduwa arrojó el puñado de tierra sobre el agua original y colocó a la gallina de cinco dedos sobre la tierra; la gallina comenzó a rascar la tierra y la esparció y dispersó hasta que formó el primer espacio de tierra seco. En el centro de este nuevo mundo, Oduduwa fundó el magnífico reino de Ife y plantó la simiente que creció hasta convertirse en un estupendo y gran árbol con 16 ramas, que simbolizan los 16 hijos y nietos de Oduduwa. Parece que en el caso de la cosmogonía yoruba estamos ante un mito compuesto por varias fases, en una de las cuales fue creado el ser humano. También aparece el agua como la materia primitiva existente antes de nuestro mundo y es la intervención divina la que permite la aparición de Universo tal y como lo conocemos. Oduduwa, hijo del dios primigenio, fue el primer gobernante del reino y el padre de todos los yoruba. A lo largo de los tiempos, él coronó a sus 16 hijos y nietos y los envió a fundar sus propios reinos yoruba. Como descendientes del dios del cielo, estos primeros gobernantes de los yoruba y sus descendientes inmediatos, fueron reyes divinizados. Solamente ellos podían portar coronas veladas que eran símbolos de su poder sagrado. Respecto a la primacía ritual de la ciudad sagrada de Ife, es necesario indicar que legitima, al mismo tiempo, la jerarquía real y el panteón básico de las divinidades yoruba, que se estima puede llegar hasta los 400 dioses, más o menos. Algunas divinidades son las principales que ya existían cuando Oduduwa creó la primera tierra; otras divinidades son héroes y heroínas que dejaron una huella muy importante en estas gentes. Las divinidades de los yoruba también pueden ser fenómenos naturales, como por ejemplo colinas, ríos... que han influenciado de forma decisiva en la historia y vida de este pueblo. De los cientos de dioses mencionados por los yoruba, los más conocidos son Sango (dios del trueno y del relámpago), Ifa (también conocido como Orunmila, dios de la adivinación), Ogun (dios del hierro y de la guerra) y Eshu (el mensajero de los dioses conocido como Exu en Brasil, Eleggua en Cuba y Esu en el oeste de África).


Al reverenciar cada manifestación de la naturaleza, se establece una conexión con las entidades espirituales que habitan en ella, esto es una fuente de poder.