6/19/2006

Mandamientos de Ifa para Apetebbi Iyafa

Servirás a Ifá mientras la conciencia te acompañe. Adorarás a Olófi, y honrarás a Óddu, la Madre Primordial. Inclinarás tu cabeza, solo ante la presencia de Orísha, ante los Espí­ritus de Ifá, y ante los Mayores que te condujeron ante la Puerta de tu Sacerdocio, y respondieron con su honor por ti. Y para unos y otros pronunciarás bendición en cada dí­a de tu vida. Llevarás la palabra bendita de Órunmilá dondequiera que te lleven tus pasos, y a toda persona que escuche tu voz. Mantendrás lealtad a tu compromiso, recordando que eres sacerdotisa de Ifá en todo momento, y en todo lugar. Estudiarás siempre, y meditarás y escudriñarás en el contenido de la palabra sagrada de Ifá, hasta que aprendas a reconocerla en cada detalle de la vida. No permitirás la traición. No permitirás la profanación. No participarás en calumnias o difamaciones. No permitirás el abuso del fuerte sobre el débil, y te aliarás al débil para corregir al fuerte. No aprovecharás tu condición de sacerdotisa, ni tus poderes, ni la información que llegue a tu conocimiento, para recrearte con el cuerpo de quien solicita ayuda, ni de terceras personas. Guardarás en secreto lo que se te conf­íe. Tus labios se cerrarán para demostrar que Ifá salva al mundo, porque Ifá es la confianza del mundo. Consagrarás tu sacerdocio al trabajo cooperativo con babálawó, así como Óddu consagró sus esfuerzos a Órunmilá. Honrarás a Ifá, honrando de palabra, en pensamiento y en acción, al babálawó con quien has comprometido tu sacerdocio. Honrarás a tu padre y a tu madre naturales, y a tu padre y a tu madre en el Culto, en la vida y en la muerte. Les protegerás y les sostendrás cuando se haga necesario. Serás hermana de tus hermanos y hermanas de Ifá, para que el mundo conozca por tus actos, el significado de la Hermandad de Ifá. Venerarás al Espíritu de las Madres Ancestrales de Ifá. Y te unirás a tus hermanas en la Orden de Órunmilá, para custodiar y perpetuar el prestigio del Círculo Honorable de las Ákpétebbí Iyáfá. Enseñarás a quienes nazcan de tus consagraciones, de cualquier culto que profeses, el valor de la familia religiosa, en la vida y en la muerte. Protegerás tu cuerpo, y lo prepararás para servirte. Bendecirás y protegerás a la Naturaleza que te rodea, y de la que te servirás Tu puerta, aún cerrada, permanecerá siempre abierta, porque serás una servidora siempre dispuesta, como los Apóstoles de Ifá en el Cielo eligieron servir a la Humanidad en la Tierra, y como Óddu aceptó recibir el Ashé para sostener al mundo. Recibirás a todos para ayudarles, y compartirás con los demás según tu entendimiento, pero no permitirás el honor de sentarse a la mesa de tu casa, al hombre que maltrata a su mujer y a sus hijos. No convertirás en secreto lo que no debier­a serlo. Preservarás el secreto de lo que debe ser protegido. Instruirás a quien lo necesite y quiera aprender de ti. Te convertirás en gran conocedora de tu propio camino de vida, según la lectura de tus Óddun, y te alinearás con este conocimiento para transitar hacia tu mejor destino. Enseñarás a todos, y recordarás para ti misma, que Itá es la lectura del camino de la vida, tan sagrada como la vida que refleja y como la persona que la vive, y no añadirás ni omitirás según tu propia conveniencia, a lo que sea voluntad de Ifá transmitir a cada persona. Llevarás la curación según tu sabidur­ía, a las mentes y a los cuerpos de las personas, y a cada tiempo y a cada lugar, sin considerar otra cosa que no sea la voluntad de Ifá. No será tu propósito ser buena, sino ser justa, y juzgarás con justicia y con sabidur­ía según tu entendimiento, porque solo la justicia y la equidad proporcionan una guí­a para equilibrar las evoluciones entre el bien y el mal. Aplicarás acciones correctoras cuando se haga necesario, sin odios, sin rencores, sin alegrarte, sin complacerte y sin involucrarte, porque no eres parte de lo que sucede, y solo te debes a Ifá. No pronunciarás el bendito nombre de Órunmilá en cualquier circunstancia. Cuando te refieras a su persona con palabras de tu boca, le llamarás por sus títulos. Porque tú eres dos veces su esposa, y reservarás el poder de su glorioso nombre en tu boca, solo para despertar su atención cuando se haga inevitable, cuando demandes su intervención para protegerte, para salvarte o para vengarte, y cuando nadie más pueda hacerle venir. Recordarás que tu vida ya no te pertenece, porque eres la confianza de Ifá. Y recordarás que Ifá te ha elegido para ser los ojos del babálawó, los oídos del babálawó, la boca del babálawó, y la confianza del babálawó, y para dar testimonio ante Ifá, por su salvación o por su destrucción. (...) Fragmento de MANDAMIENTOS DE IFÁ PARA ÁKPÉTEBBÍ IYÁFÁ, documento que pertenece a obras personales de Oddí Ká Ebóin Layé, protegidas por las leyes internacionales de Derecho de Autor, que forma parte de la concepción del Culto a Ifá que rige en su Casa de Ifá, y que se ofrece para ser compartido por todas las Casas de Ifá que deseen adoptarle

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Al reverenciar cada manifestación de la naturaleza, se establece una conexión con las entidades espirituales que habitan en ella, esto es una fuente de poder.