6/03/2007

Buscando al òrìshà de cabeza.

Baba O.Omotobatala Antes que nada hay que comprender que la religión tradicional yoruba tiene ciertas cosas que son imposibles de practicar en la religión yoruba-americana (santería, candomblé, etc.), pues en tierras yorubas los cultos están separados por divinidad y en América se reunió a todos los cultos bajo uno sólo. Esto trae como consecuencia que muchas veces los practicantes de cultos yoruba-americanos queriendo hacer comparaciones al momento de fundamentar ciertas cosas, olviden que, a pesar de que la religión yoruba-americana proviene de la religión tradicional yoruba, no es lo mismo, lo que da como resultado grandes debates o confusiones acerca de algunos temas importantes. Uno de esos temas tan debatidos que intentaremos aclarar aquí, es quien tiene derecho a dar el òrìsà de cabeza a una persona. *Quién tiene derecho a dar el òrìsà de cabeza de una persona: un babaláwò o un babalórisà? Para responder esta pregunta tan controversial, que tiende a tener dos grupos enfrentados, comenzaremos exponiendo lo que sucede en tierras yorubas: Cuando nacía un niño, generalmente era llevado a un babaláwò, para que determinara a través del oráculo de Ifá si dicho niño estaba destinado a ser sacerdote de algún tipo de divinidad. De ser así, el niño, cuando tenía unos 7 años, se llevaba al pueblo donde estaba el templo principal de la divinidad que le hubiera tocado servir, quedando en régimen de internado, bajo el cuidado de los sacerdotes de ese lugar, conviviendo allí y comenzando a aprender todo lo referente al culto de dicha deidad. Su familia tenía la obligación de enviar dinero para mantener al niño y además para costear todas las iniciaciones, pudiendo visitarlo cuando quisiera. Siendo así, es de notar que quien estaba dando el òrìsà tutelar era un babaláwò; ¿porqué?... Pues porque al tener cada divinidad un culto para sí en determinadas ciudades, con sus sacerdotes especializados en las mismas, éstos no podían ni tenían el derecho de dar cabezas correspondientes a otras divinidades que no fueran las suyas. Para evitar iniciaciones en masa a una deidad específica o aún prevenir la corrupción (querer iniciar por dinero), se instaló la costumbre de que debían ser los babaláwò quienes dieran las cabezas y dijeran quienes debían iniciarse, pues ellos eran neutrales frente a los distintos cultos y tampoco tenían tendencias tribales o locales, pues no se mantenían mucho tiempo en la misma ciudad; salvo que hubieran sido contratados por algún oba como su asesor, teniendo asegurados techo, comida y paga, pero en este caso no hacían consultas a nadie que no fuera el oba y su familia. Entonces queda claro que en tierras yorubas el que debe dictaminar el òrìsà de cabeza es el babaláwò. Sin embargo, en las religiones yoruba-americanas, no existen cultos individuales a cada òrìsà o sacerdotes partidarios de determinada deidad ni tampoco hay razones político-tribales de por medio, todos los sacerdotes rinden culto a todas las deidades, por lo cual aquí no ocurre el problema de que se hagan iniciaciones en masa para una deidad específica y todos los sacerdotes tienen derecho a dar cabezas de cualquier divinidad y a consagrarlas. Aquí, quien aporta su neutralidad es Èsù, porque tras haber estado al servicio de todas las divinidades en Àfrica, no tiene predilección por ninguna en especial y actúa como fiscal astral, por lo cual puede perfectamente decir cual es el òrìsà de cabeza de una persona a través de los caracoles, pues esos caracoles en el momento de su consagración recibieron un poco del àse de cada divinidad ( los que entienden saben a que nos referimos) y no hay tendencias hacia ningún lado. Por eso cuando una persona concurriera a un templo de òrìsà para conocer cual deidad gobierna su cabeza, el babalórisà puede saberlo a través de los cauríes. Entonces, podemos afirmar que en las religiones yoruba-americanas, tanto un babaláwò, como un babalórisà , una iyalórisà o un Olúwo , pueden dictaminar el òrìsà de cabeza de una persona. Cabe también explicar que lo que se conoce como babalórisà en los cultos afro-brasileños equivale al oba-oriaté de la santería. La diferencia está en que un awo o babaláwò, si bien puede dictaminar el òrìsà tutelar, no puede asentarlo, la persona deberá ir a un templo de òrìsà para que un babalórisà o una iyalórisà le hagan la ceremonia. EN TODAS LAS DIFERENTES MANIFESTACIONES AFRO-BRASILEÑAS - Quien determina el òrìsà de cabeza de una persona es un babalórisà o una iyalórisà a través de los caracoles. Sin embargo, el fundamento indica que cuando se tuviera un babaláwo en la zona, se debe ir hasta su casa para que éste confirme el òrìsà. La desaparición de los viejos babaláwò en Brasil, hizo que muchas de sus funciones pasaran a ser efectuadas por babalórisà con muchos años de experiencia, de ahí también que se estile buscar una confirmación del òrìsà de cabeza en la casa de algún babalórisà o iyalórisà mayor (abuelo de quien se va a iniciar, por ejemplo) cuando no hubiera un babaláwò en la zona. El fundamento de la religión afro-brasileña también indica que como mínimo durante la consulta deben haber 3 ( tres) babalórisà o iyalórisà que confirmen y atestigüen el òrìsà de cabeza de la persona, entre ellos por supuesto estará su futuro ojúgbonà.Estos son fundamentos que no debemos olvidar ni perder para que quien se inicia reciba el òrìsà que le corresponde.

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